La imagen histórica del cartel aquí es de la huelga en Tuborg, donde se puede ver el interior/exterior del Tappehallerne, donde comenzó el conflicto con carros de cerveza en el pasillo.
En 1985, un soleado día de mayo, los trabajadores de las cervecerías de Carlsberg y Tuborg se declararon en huelga que duró ocho semanas. Se suponía que la huelga aseguraría empleo e influencia en las nuevas tecnologías. Como consecuencia de la nueva tecnología, se planeó que se recortaría la producción y con ello se tendrían que liquidar puestos de trabajo. Uno de los requisitos para poner fin a la huelga era garantizar que la liquidación de los lugares de trabajo se produjera mediante una salida natural seguida de una recontratación en relación con un número acordado de trabajadores. Otra exigencia que se hizo fue que la venta de cerveza en el este de Dinamarca se produjera en Carlsberg y Tuborg. Además, se exigió a la dirección que no redujera los puestos de trabajo en los que no se hubiera invertido en nuevas máquinas ni en reestructuraciones.
La huelga surgió como resultado de la nueva tecnología que había que implementar, lo que resultaría en una necesidad mucho menor de mano de obra y, por tanto, en el cierre de puestos de trabajo que fueron directamente reemplazados por la tecnología. La huelga tuvo un enorme impacto en sus sindicatos y les hizo cambiar completamente su estrategia, de modo que la atención se centró en la producción y el empleo en una medida mucho mayor que nunca antes. Pero al mismo tiempo, también fue una aceptación por parte de los trabajadores de que eran conscientes de que era necesario reemplazar las máquinas y equipos de producción desgastados en las fábricas.
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